APRENDO MI NOMBRE
Dentro de los textos enumerativos, el nombre propio es el primer texto que un niño quiere reconocer (leer) y escribir. También se interesa por el nombre de sus padres y hermanos, de sus compañeros y profesores, de los animales de compañía, de los objetos predilectos, etc.
Posibilita que el niño tenga un recurso estable de escritura para interactuar libremente con ella.
Es un buen modelo de escritura porque representa un atributo que sólo puede representarse gráficamente a través de la escritura, siendo una parte muy importante de su identidad, lo que produce gran motivación para aprender (carga afectiva).
Es una fuente de información que luego irá generalizando a otras escrituras y ofrece un gran repertorio de letras convencionales, que luego podrá comparar, diferenciar, clasificar, etc.
Es un texto con auténtico significado para el niño: lo designa, marca su territorio y propiedad, lo identifica, etc.
Enseñar a leer a través del nombre de los alumnos es una estrategia de enseñanza que, además de ser efectiva, lleva a un aprendizaje duradero en la trayectoria educativa de los niños. La efectividad de esta estrategia de enseñanza de la lectura y la escritura, se debe a que el nombre propio de una persona está cargado de significados positivos y agradables. No se trata de un simple marcador que distingue, por ejemplo, a Adriana de Raúl y a ambos de todos los demás niños que asisten al aula.
El nombre de un niño contiene todos los recuerdos y sentimientos que tienen un valor para él. Aprender a leer y a escribir a partir de su nombre, permite a los niños comunicarse con los demás a través de la palabra escrita, y eso es algo que les permitirá abrirse a un rico conjunto de nuevas interrelaciones positivas y constructivas con el mundo en donde viven. Sólo entonces podremos decir que, como figuras educativas del Conafe, hemos ayudado a formar ciudadanos responsables de sí mismos, y corresponsables de los demás y del medio ambiente.
En esta guía encontrarás algunas actividades para enseñar a leer a tus alumnos. Te pedimos recordar que al utilizar esta estrategia para enseñar a leer a partir del nombre propio, y de los nombres de otros niños, de sus papás y hermanos, y de otros miembros de la comunidad, también estarás enseñándoles el valor de la vida en común, de la solidaridad y el apoyo mutuo. Además, te invitamos a que dotes de significado a tu nombre propio ahora que eres un instructor comunitario y prestas un servicio social voluntario. Una forma de hacerlo es acompañar a tus alumnos más pequeños en el proceso de descubrir que ellos mismos pueden agregar sentido a su nombre, si participan corresponsablemente en el bienestar y la felicidad de sus compañeros de aula, sus familiares y los otros miembros de su comunidad.
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http://www.orientacionandujar.es/
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